Los trazos que dibujo
la ruta que camino
las almas que acaricio
el porqué que no encuentro
las huellas que sigo
la tinta que gasto
el credo que suspiro
la canción que tatareo
el desamor que lloro
el amigo al que llamo
la casa en la que habito.
Y un poco más, o menos.
El suelo en que tropiezo
las manos con que amo
las palabras que no digo
los secretos que callo
las citas que esquivo
las noches que sueño
los defectos que odio
la sangre que sufro
los versos que repito
los sueños que imagino
los libros que devoro.
Y un poco más, o menos.
Las lágrimas que bebo
los disgustos que trago
las dichas que comparto
el beso que no evito
la llamada que espero
el pantalón que visto
el perfil que invento
la sonrisa que finjo
los miedos que no cuento
la duda que no aparto
y todo lo que escribo.
Y un poco más, o menos, soy yo.
sábado, 25 de julio de 2009
Rutina de autobús
Rutina de autobús
9:15 de la mañana Autobús EMT Madrid
Lugar : Avenida Reina Victoria
Fecha: Un día cualquiera
- - Anciana dice: Joven,¿Se va a bajar?
- - Sevidora dice: Dentro de dos paradas
- - Anciana dice: Ah, pues mire casi me pongo yo en el asiento del pasillo, así no la molesto…
- -Servidora dice ¿usted se baja ya?
- - Anciana dice:Si joven, bueno… en dos paradas también
- - Entonces no se preocupe señora, salimos las dos juntas
- - Ay, mi niña, es que como estoy tan mayor…
Bien; hasta que no se sienta en el asiento del pasillo no para. Parece que le fuese la vida en ello, y la cara es de pánico total. Tú, por supuesto, ya no pasas al sitio pegado a la ventana, sino que, cómo teledirigida por un marea humana de empujones y olor corporal, caminas hasta la zona de “embudo” cercana a la puerta de salida. Todavía queda una parada, pero notas la presión en forma de suspiros golpeándote la nuca, ya sudorosa, e incluso te planteas bajarte antes de tu destino, y cubrir el resto del trayecto caminando… (si, a pesar de los 45 euros del abono mensual)
No se equivoquen, el autobús (muy especialmente, el circular, a la altura del Clínico, y por la mañana) es una jungla, en la que los jóvenes tenemos la batalla perdida de antemano porque no gozamos de la impunidad que tienen nuestros mayores para dar codazos y arrimar la cebolleta…
De las esperas interminables por un bus que nunca llega hablamos otro día…
9:15 de la mañana Autobús EMT Madrid
Lugar : Avenida Reina Victoria
Fecha: Un día cualquiera
- - Anciana dice: Joven,¿Se va a bajar?
- - Sevidora dice: Dentro de dos paradas
- - Anciana dice: Ah, pues mire casi me pongo yo en el asiento del pasillo, así no la molesto…
- -Servidora dice ¿usted se baja ya?
- - Anciana dice:Si joven, bueno… en dos paradas también
- - Entonces no se preocupe señora, salimos las dos juntas
- - Ay, mi niña, es que como estoy tan mayor…
Bien; hasta que no se sienta en el asiento del pasillo no para. Parece que le fuese la vida en ello, y la cara es de pánico total. Tú, por supuesto, ya no pasas al sitio pegado a la ventana, sino que, cómo teledirigida por un marea humana de empujones y olor corporal, caminas hasta la zona de “embudo” cercana a la puerta de salida. Todavía queda una parada, pero notas la presión en forma de suspiros golpeándote la nuca, ya sudorosa, e incluso te planteas bajarte antes de tu destino, y cubrir el resto del trayecto caminando… (si, a pesar de los 45 euros del abono mensual)
No se equivoquen, el autobús (muy especialmente, el circular, a la altura del Clínico, y por la mañana) es una jungla, en la que los jóvenes tenemos la batalla perdida de antemano porque no gozamos de la impunidad que tienen nuestros mayores para dar codazos y arrimar la cebolleta…
De las esperas interminables por un bus que nunca llega hablamos otro día…
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